Si queremos tratar las arrugas de la frente, el primer tratamiento que nos viene a la cabeza es el botox (toxina botulínica).
Pues bien, hay veces que colocando botox en la frente producimos un descenso de las cejas dejando, como consecuencia , una mirada triste. Esto ocurre porque con los años, las cejas necesitan del músculo frontal para mantenerse altas, y al colocar botox en este músculo y relajarlo, las cejas se caen.
En este caso, para evitar ese problema hemos rellenado la frente con ácido hialurónico. El resultado no solo es una frente sin arrugas sino también más convexa, es decir, con una forma más redonda lo que le da un aspecto mucho más joven.